Hola soy Elisa y soy neurótica.

Siento que este tema de la violencia en el hogar me mueve por el historial, recuerdo que mi niñez estuvo llena de violencia y de miedo. La casa para mí no era un lugar en el que me sintiera segura al contrario era un lugar donde yo era muy vulnerable. Recuerdo que iba en los primeros años de la primaria y cualquier cosa que hiciera, dijera o dejara de hacer desencadenaba en la madre una ira y una violencia tremenda, recuerdo que con nada se le daba gusto y que yo no cumplía con sus expectativas y era una situación de mucho miedo e incertidumbre porque no sabía en qué momento se iba a enojar y comenzarían los golpes.

Todo la hacía enojar, recuerdo que a la hermana siendo un bebé le gritaba o le pegaba y yo no alcanzaba a comprender por qué. También recuerdo que una vez me golpeó tan fuerte que la nariz me comenzó a sangrar y yo en ese momento sentí alivio, porque creí que se iba a detener, pero no fue así, no le importó y siguió golpeándome. Otra veces recuerdo mis piernas llenas de moretones negros que hasta dolía sentarse o caminar y me dolía pensar cómo una madre puede tratar así a un hijo y me daba tristeza y lloraba sin saber qué hacer para que no continuara más esto, también recuerdo que yo pensaba y me decía a mí misma que nunca sería así con mis hijos.

Por hoy soy madre y me doy cuenta cómo a pesar de todo esto, he repetido muchas de las cosas que hizo la madre conmigo, me he escuchado diciendo sus mismas palabras humillantes, me he descubierto golpeando con la misma rabia y sin poder parar, porque gana más la emoción que la razón, me he descubierto pidiendo perdón así como la madre lo pedía y diciendo que no volvería a pasar y me ha dolido tanto el ser una copia exacta de ella en estas conductas y en estas emociones que no había podido cambiar.

Fue hasta que llegue a Neuróticos Anónimos en Línea, que me di cuenta de todo esto, fue cuando lloré mucho y me di cuenta que soy una persona que no puede controlar sus emociones y que sin esta terapia soy capaz de hacer mucho daño a quien más quiero en mi vida.  Por hoy el grupo me ha regalado el ser una madre más tolerante, más entregada y menos violenta, por algunas 24 horas he tenido la capacidad de ser una madre responsable, tolerante y amorosa y he podido regalarle a la hija amor de madre, ese amor que yo siempre esperé recibir y que no pude, he podido romper esas cadenas y no repetir esos patrones que aprendí, me sigue costando mucho controlar mis emociones, mi frustración y no desquitarla con ella, pero sigo en mi camino de recuperación, en gran parte para regalarme una maternidad tranquila y poder regalarle a la hija amor. Gracias por el servicio, 24 horas.

«Una vez me golpeó tan fuerte que la nariz me comenzó a sangrar y yo en ese momento sentí alivio, porque creí que se iba a detener, pero no fue así»