Hola, que tal. Yo soy Joel y son Neurótico.

Una de las razones por las que estoy en un Grupo de Neuróticos Anónimos en Linea, es por esta forma de ser violenta e irracional que me ha hecho terminar muchas relaciones, tanto sentimentales como de amistades, y que por mucho tiempo no pude controlar.

Crecí en un ambiente violento, con peleas interminables entre mis padres que terminaban en violencia física y donde mis hermanas y yo salimos muchas veces lastimados por intentar contenerlas.

Diferentes formas de violencia

Yo odiaba esa vida, odiaba que mi padre pegara a mi madre cuando, envalentonado por el alcohol, le daba rienda suelta a sus instintos, a sus sospechas de infidelidad, a la cobardía que cotidianamente lo caracterizaba. Con un poco de alcohol, le brotaba todo lo macho que llevaba en su interior queriendo meter en cintura a la madre, que obviamente tampoco cedía ante la violencia y terminaban los dos golpeándose e insultándose fieramente.

Yo, con mi escasa edad, no alcanzaba a comprender muchas cosas que veía, para mi, lo único que estaba claro -fuera cierto o no- era que no me querían.

Crecí con diferentes ideas en la cabeza, una de ellas era la que la madre me inculcaba y que yo quería comprender y me parecía razonable: «A una mujer no se le toca ni con el pétalo de una rosa» me decía, y yo recuerdo que asentía, pensando que yo jamás iba a cometer esas acciones con mis hijos o con mi esposa.

Yo tenía otro destino, pero aún no lo sabía.

Cuando viví mi primera relación de pareja, comenzaron los problemas, provocados principalmente por celos. Yo exigía que mi pareja fuera ABSOLUTAMENTE HONESTA conmigo; quería que me platicara todo lo que hacía, lo que no hacía, incluso, y desde ahí yo comenzaba a adivinar que algo no estaba bien en mi, quería que me dijera todo lo que pensaba, en el momento que lo solicitaba, y si ella me decía que no estaba pensando en nada, yo comenzaba a sentir una rabia terrible, un coraje que no podía contener.

Lo primero que hacía era intentar convencerla de que el cerebro no podía dejar de pensar, que obviamente estaba pensando en algo, en lo que sea, pero que era imposible que no pensara… Cuando ella insistía que era verdad, que no pensaba en nada, yo sentía un odio muy fuerte, una sensación de mucho enojo, rabia, algo que no podía controlar.

Se me venían a la mente pensamientos como: «Me está mintiendo, algo me está ocultando» y con esa idea obsesiva en mi cabeza, comenzaba a sacudirla, a forzarla para que me dijera algo, cualquier cosa, y cuando ella lo hacía, pensaba «me está dando por mi lado, para que pare con esto, pero no es verdad lo que me dice». Y entonces venía la locura total y comenzaba a golpearla. Aprovechaba mi fuerza para someterla y cuando todo pasaba, cuando la veía lastimada y llorando, comenzaba la segunda parte de este episodio.

Yo no comprendía por qué había hecho lo que acababa de hacer. Me sentía terriblemente mal por mi forma de actuar, «¡Cobarde!», era una frase que no paraba en mi cabeza,  le pedía perdón con mucho dolor, llorando incluso, y en muchas ocasiones sintiendo deseos de matarme… Yo caía en depresiones muy fuertes después de eso y me tornaba un corderito con ella por unos días. Dejaba de hablarle feo, hacía cualquier cosa que me pidiera, y por una temporada dejaba de preguntarle por lo que hacía o qué pensaba, pero poco duraba esta nueva etapa y reincidía.

De manera muy sutil mi cabeza se iba llenando de ideas, de pensamientos que me iban enfureciendo, odiaba mi actitud rastrera para con ella y la culpaba por ello.

Pensaba que todo era un plan de ella para tenerme sometido, para verme en esa posición tan mansa, donde ella era la que dominaba, la que había ganado la batalla. Llegaba a pensar que lo hacía a propósito, que buscaba que yo la agrediera para llegar a ese punto, y poco a poco mi actitud se iba volviendo agresiva, a la defensiva y volvía a salir toda esta locura de mi.

«Mi violencia me sobrepasa, no puedo controlarla.»

Yo no podía entender por qué pensaba todo eso. En ocasiones me creía muy listo, porqué según yo me adelantaba siempre a los hechos, casi casi sabía lo que pasaba por su mente incluso antes de que ella misma supiera lo que estaba ocurriendo, y me sentía muy superior. En otras ocasiones, me sentía el más idiota de los hombres, dudaba de mi capacidad de raciocinio, de mi inteligencia, de mi seguridad, de todo…

Viví muchos episodios similares en mi vida, con diferentes parejas, y aunque en ocasiones no me atrevía a maltratarlas físicamente, sí lo hacía emocionalmente, con palabras, con mis actitudes frías y cortantes, incluso con mis miradas…

Siempre volvía a lo mismo, y jamás sabía como parar o a quién pedir ayuda, hasta que llegué a un grupo de Neuróticos Anónimos y ahí fui descubriendo el porqué de esta manera de ser, de pensar y de actuar, y, lo mejor de todo, fue que también descubrí una forma de vivir una vida diferente.

El día de hoy vivo en pareja. No es desde luego una relación perfecta ni mucho menos, pero sí les puedo decir que no vivo el infierno que vivía antes de llegar al grupo y que mi familia vive mucho más tranquila desde entonces.

Si sufres por tu manera de vivir, o conoces a alguien que esté sufriendo, trasmítele este mensaje: Es posible vivir tranquilo, y en Neuróticos Anónimos en Línea hemos encontrado una solución.

Gracias.