Hola soy Patricia y soy neurótica.
La violencia en el hogar fue una constante durante mi infancia y adolescencia. Recuerdo que mi papá era supremamente machista y posesivo y quería tener el control de todo, así que cuando sentía que no actuábamos conforme a sus caprichos nos recordaba de la peor forma quién era el que mandaba en casa.
A mi mamá la golpeaba constantemente porque imaginaba cualquier cantidad de historias amorosas paralelas al matrimonio, le inventaba romances con el carnicero, con el vecino, con los del trabajo y hasta con la propia familia de él. Yo recuerdo con ira, la manera como profería gritos, insultos y amenazas a mi mamá y cuando ya se iba a los golpes nos hacía subir para que no viéramos pero igual escuchábamos todo, al punto que uno de los mayores alivios que llegué a sentir fue cuando dejaron de hablarse.
Armaba unos espectáculos proporcionales a las ideas que provenían de su imaginación, a mi mamá la hizo echar del trabajo porque ya no le permitía hacer horas extra. En una ocasión me cuenta ella que tuvo que salir huyendo de la casa conmigo en brazos y embarazada de mi hermana porque le sacó un revólver argumentando que ella tenía romance con mi tío y que yo tal vez era su sobrina y no su hija. Sus golpes y sus amenazas fueron su mejor arma de manipulación, fue una persona supremamente grosera en su vocabulario y cuando estaba enojado era capaz de decir las peores cosas que le he escuchado a alguien, a mí me gritaba cuando me ponía a llorar y me golpeaba por no entenderle lo que quería o lo que me decía, después la causa de los golpes fue mi bajo rendimiento académico.
Con el tiempo esa violencia cesó por parte de él y siento que pasó a mis manos, tuve muchos conflictos con la madre y la hermana por tantas diferencias que existieron entre nosotras y empecé a transmitir de esa violencia que recibí, las insultaba y en un par de ocasiones intenté agredirlas físicamente, especialmente a la hermana. Por hoy el programa de Neuróticos Anónimos en Línea me ha ayudado a ir comentando mis rollos e ir sacando todo ese odio y resentimiento causado por tantas situaciones desagradables.
Han sido muchos años de guardar y acumular situaciones que me causaron tanto dolor y por hoy siento que ya no estoy sola, he podido compartir el reflejo con mis compañeros, escuchar sus sugerencias y empezar a echarle acción a mi vida. Gracias por el servicio y serenas 24 horas.