mi nombre es Juan Manuel y soy neurótico.
Desde mi niñez siempre he sentido miedo por algo: miedo a la oscuridad, miedo a los «roba-chicos», miedo a los exámenes y a los problemas… Es una sensación muy conocida: me sudan las manos, siento temblor en las piernas, debilidad en todo el cuerpo, el estómago «apretado» y una incapacidad casi total de pensar o reaccionar adecuadamente, lo único que quiero es salir corriendo…
La peor etapa que pasé en cuanto a esta emoción fue en la preparatoria. Recuerdo que en esa época era muy difícil para mí el admitirlo, ya que era frecuente entre los amigos el llamar «mariquita» o «gallina» a quien externara cualquier tipo de miedo. Recuerdo la angustia que sentía simplemente el pensar que tengo que tomar el autobús para ir a la escuela, sentir mucho miedo de solo pensar en eso, miedo a los maestros, a los exámenes, el estar parado ante la clase era una situación aterradora para mí, le tenía miedo al ridículo, a no hacer bien las cosas; ver como los compañeros podían hacer las cosas sin un esfuerzo aparente me ponía peor, me sentía en desventaja, contínuamente me esforzaba por no sentir ese miedo, traté de resolverlo con remedios caseros, tés para los nervios y hasta con suplementos alimenticios, pero nada me funcionaba… recuerdo que mi madre me decía que me pusiera en oración y eso me ponía peor, sentirme asustado por la vida y sin fe… finalmente abandoné la escuela al final del cuarto semestre.
Cuando llegué a N.A. y los compañeros me invitaron a pasar a tribuna, a hablar de mí, tuve que empezar a admitir que el miedo siempre había estado conmigo y me había hecho tomar decisiones equivocadas, al principio me costó mucho trabajo el aceptarlo, pues me sentía avergonzado de ser un miedoso, pero después de algún tiempo me sentí liberado, me di cuenta que no soy el único y que comentándolo una y otra vez lo puedo aceptar y ver que realmente no pasa nada, que todo está en mi mente y que los problemas tienen una solución si los enfrento con la mente más tranquila, más despejada: libre de miedo.
Por el día de hoy mi trabajo es con varios grupos, personas que nunca antes había visto, pero que después de quince minutos ya puedo tratar con confianza. Y lo más importante: sin el pánico escénico, sin esa sensación de incapacidad. Puedo estar al frente del grupo y hablar con naturalidad, decir lo que quiero con claridad y sin vacilar, y puedo también transmitir confianza y trabajar en un ambiente relajado… hay nerviosismo –es natural- pero ya no es miedo; con la ayuda de N.A. puedo convertir ese miedo en experiencia, algo que puedo aplicar a mi trabajo.
Gracias por el servicio. Felices 24 horas.